Carmen Ana O`Neill Rosario vda.
de Montes
3 de mayo de 1925 – 25 de octubre de 2012. Puertorriqueña, secretaria y
madre ejemplar que pasó a la vida eterna y vive en mi corazón.
El 25 de octubre se cumplen ya tres años desde que mami partió a la nueva vida. He tenido tiempo de descansar, fortalecerme y, sobre todo, reflexionar sobre toda la experiencia de pasar el proceso de hija a cuidadora. Era una gran responsabilidad estar pendiente de todas las necesidades de mami, coordinar con mis hermanos, y estirar el dinero de ella porque el mío se agotó muy rápido.
Acompañé y cuidé a mami durante
8 años, hasta su último suspiro. Aún recuerdo sus últimas 14 horas en esta Tierra. Mami tan frágil y dolorida, sin fuerzas ni para quejarse. Le pedía a Dios que no me dejara dormir para que ella se sintiera acompañada todo el tiempo y no tuviera miedo de pasar a la eternidad, lejos de enfermedad, sufrimiento y dolor.
Doña Carmiña, como cariñosamente le llamaba, fue una madre comprensiva, colaboradora y alegre. Pero, poco a poco, se fue apagando y los días se hicieron muy largos. Gracias a esos 8 años, mi vida dio una gran giro. A la cañona, cultivé la paciencia y la humildad, y dejé todo mi orgullo de lado para darle importancia a la esencia de la vida.
Gracias a mami tengo mi propio negocio, una gran Fe en Jesucristo mi salvador, y maravillosas amistades virtuales y presenciales que me acompañaron en todo el proceso de una forma u otra.
Tengo más proyectos que hace 10 años atrás, y entre esos, está crear una guía para los cuidadores y cuidadoras que viven en Puerto Rico. Deseo además continuar como facilitadora de
AARP con los talleres de
Life Reimagined para brindar un oasis a las personas que están pasando situaciones difíciles y necesitan, ante la adversidad, sentirse validados. Enseñarles que hay que pasar la página, mirando con esperanzas hacia un nuevo horizonte.
Celebro la vida de la gran Doña Carmiña que llevo en mi corazón. Ahora tengo más claras las enseñanzas que con su maravilloso ejemplo me brindó.
Por siempre te amaré, mami.
Tu hija, Teresita.