Caminando por casa, saludo a una de las vecinas de edad adulta que está sentada en el balcón. Usualmente me saluda con una sonrisa y pocas palabras; sin embargo, hoy quería contarme que aunque le dolía todo su cuerpo y no se sentía bien, decidió pintarse el cabello por que si venía la muerte la encontrara bonita y comenzó a reir a carcajadas.
Me recordó el refrán "al mal tiempo buena cara". Reconozco que su buen ánimo y ver la muerte como algo natural brinda confianza al diario vivir.
Debemos aprender de los de los adultos mayores con plata en el cabello y oro en su corazón.
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